Romero y Romero Consultores, C.A.
BOLETÍN ELECTRÓNICO Nº 16
Cumaná (Venezuela). Septiembre 2010
Año II. Nº 16
BOLETÍN ELECTRÓNICO Nº 16
Cumaná (Venezuela). Septiembre 2010
Año II. Nº 16
Seguridad, Salud y Medio Ambiente Laboral
NUEVOS RIESGOS OCUPACIONALES
A medida que el trabajo va evolucionando, van apareciendo nuevos riesgos ocupacionales. La mayoría de estos riesgos son de carácter psicosocial, y van gradualmente minando la salud física y mental de los individuos. Estos riesgos se derivan básicamente de dos fuentes que actúan en forma combinada: (a) la forma como se planifica, organiza, dirige y controla el trabajo, y (b) el contexto económico y social en el cual éste se realiza.
En efecto, las nuevas realidades sociales y formas de organización del trabajo exponen a los individuos a nuevas formas de riesgos ocupacionales. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) y grupos de especialistas en la materia lo han constatado así a través de largas y serias investigaciones. Opinan los expertos que, mientras las medidas de seguridad física aumentan, la fragilidad psicológica de los empleados también sube. Por esa razón, llaman a las organizaciones públicas y a los responsables empresariales a tener en cuenta estos factores al gestionar el trabajo en el entorno actual.
Las principales fuentes de ansiedad laboral, según los especialistas en salud y seguridad en el trabajo, son los siguientes:
1. Intensificación del trabajo. La velocidad de los cambios y las demandas de clientes y usuarios hace que muchos individuos deban laborar bajo presiones de tiempo durante buena parte de su horario de trabajo. Esta creciente tendencia expone a los trabajadores a jornadas extenuantes que traen como consecuencias: dolores de espalda, fatiga, dolencias musculares y estrés.
2. Inseguridad laboral y nuevas formas de contratación. Los contratos temporales y por obra, así como la tendencia a la tercerización, colocan a los trabajadores en situación de vulnerabilidad, producto de la inestabilidad laboral y, muchas veces, de cierto descuido en la protección de su salud. Los efectos negativos que esta situación produce son, entre otros: tensión vinculada al estrés, agotamiento, sensación de “estar quemado” y depresión.
3. Elevada demanda emocional en el trabajo. Las exigencias emocionales del trabajo, derivadas del trato con supervisores, compañeros o clientes “difíciles”, puede provocar deterioro de la autoestima, ansiedad, depresión, apatía o irritabilidad, que con el tiempo se traducen en trastornos en el sueño, enfermedades coronarias, falta de apetito, hipertensión, fatiga crónica y dolores musculares.
4. Desequilibrio entre trabajo y vida personal. Los horarios irregulares, como los de los trabajos por turnos, de fin de semana o nocturnos, así como la tendencia a “llevar trabajo a casa”, pueden ser especialmente perjudiciales para el equilibrio entre vida laboral y personal. La situación se complica cuando existen familiares en situación de dependencia (niños, ancianos, inválidos, por ejemplo) que reclaman mayor atención por parte del adulto trabajador. La tensión que ello genera puede conducir a agotamiento crónico, hipertensión, desórdenes gástricos o enfermedades cardíacas.
5. El acoso laboral o acoso moral. Conocido frecuentemente como mobbing, es la acción de un hostigador u hostigadores conducente a producir miedo o terror en el trabajador. Esta persona o grupo de personas reciben una violencia psicológica injustificada a través de actos negativos y hostiles en el trabajo por parte de compañeros, subalternos o superiores, pudiendo generar consecuencias negativas en el plano psicológico (ansiedad, depresión, frustración), fisiológico (trastornos digestivos, hipertensión) o conductual (apatía, irritabilidad)
Estos nuevos riesgos tienen la dificultad de que no son fáciles de detectar, pues muchos de ellos parecen condiciones, situaciones o eventos “normales” en el trabajo. Muchas veces son imperceptibles hasta que comienzan a aparecer los síntomas. Incluso, esos síntomas pueden ser atribuidos a otras causas. Los efectos de estos riesgos son realmente devastadores para los individuos (cuya motivación, satisfacción y desempeño individual se ven negativamente afectados) y para las organizaciones (por los costos derivados de permisos, tratamientos, disminución del rendimiento global, rotación y ausentismo de los trabajadores).
Un moderno gerente debe estar atento a estos nuevos riesgos, en aras de preservar la salud y la seguridad de su principal activo y fuente de competitividad: su personal.
Sección: Comportamiento Organizacional y Capital Humano
SIETE HÁBITOS PARA LA EFECTIVIDAD
Hay personas que se esfuerzan mucho y logran escasos resultados. Hay otras que logran resultados pero a costa del sacrificio en su vida personal. Por último, existen personas que pueden lograr resultados y experimentar una vida plena. Este último grupo se caracteriza por tener un conjunto de hábitos que Stephen Covey describió en su muy celebrado libro “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva”. La obra fue escrita hace poco más de 20 años pero sigue teniendo innegable validez.
Los hábitos descritos son aplicables a cualquier ámbito de la vida, pero son de un gran valor para nuestra vida en el trabajo. Asumir éstos hábitos significa romper con muchos de los esquemas mentales (paradigmas) que han venido orientando nuestra conducta.
Resumimos brevemente los siete hábitos.
1. Ser proactivo. Este hábito permite desarrollar la capacidad de escoger nuestra respuesta ante los estímulos del medio ambiente, teniendo como fundamento nuestros principios y valores. El hábito nos hace responsables de nuestro propio destino. Muchas veces no tenemos control sobre lo que pasa en el entorno, pero si podemos escoger como reaccionar ante esos estímulos.
2. Comenzar con un fin en la mente. Significa iniciar una tarea, una jornada, un proyecto, con un objetivo claro de lo que se desea lograr, con una meta que le dé significado a nuestras acciones. Se trata de tener una visión hacia la cual enfocar nuestros esfuerzos. Si no se tiene tal fin, se corre el riesgo de gastar tiempo y energía en actividades que no agregan valor ni a nuestro trabajo ni a nuestras vidas.
3. Establecer primero lo primero. Este hábito permite hacer un uso más efectivo en la administración personal del tiempo, distribuyendo nuestros esfuerzos en función de las prioridades. Se trata de clarificar la diferencia entre lo urgente (asuntos que requieren atención inmediata) y lo importante (actividades que apuntan hacia el logro de los objetivos que nos hemos propuesto) para sacar el máximo provecho del tiempo disponible.
4. Pensar ganar/ganar. Consiste en desarrollar una mentalidad de la abundancia material y espiritual. Significa romper con la creencia de que lo que alguien gana en una relación representa una pérdida para el otro. Cuando establecemos el balance entre nuestros objetivos y los objetivos de los demás podemos lograr la satisfacción para ambas partes y el establecimiento de vínculos duraderos y mutuamente beneficiosos.
5. Buscar comprender primero y después ser comprendido. Es el hábito de escuchar con empatía, es decir, con la intención de comprender al otro. La escucha empática significa escuchar no sólo con el oído sino con los ojos y con el corazón. Sólo después de comprender al otro estamos en condiciones de exponer nuestros puntos de vista para que se nos comprenda. Esa es la clave de la comunicación eficaz y de las relaciones humanas efectivas.
6. Sinergizar. Este hábito consiste en aplicar en nuestras interacciones sociales la cooperación creativa, valorando las diferencias, respetándolas, complementándolas para producir mejores ideas y decisiones. Todo ello fortalece el trabajo en equipo y el desarrollo de la innovación. Este hábito es la esencia del liderazgo transformador.
7. Afilar la sierra. Consiste en el desarrollo de la habilidad para renovarnos en las cuatro dimensiones de la naturaleza humana (física, emocional, mental y espiritual) mediante la práctica continua de los seis primeros hábitos. Esto nos permite establecer un balance entre todas las dimensiones de nuestro ser, a fin de ser efectivos en los diferentes papeles (roles) que desempeñamos en nuestras vidas.
Cambiar nuestros hábitos no es tarea sencilla, pues ellos están asociados con modelos mentales que hemos adquirido y reforzado desde pequeños. Sin embargo, es posible y necesario hacerlo para poder ser efectivos y tener una vida plena tanto en el ámbito laboral como en el personal.
Para quienes se sientan atraídos por la idea de ser más efectivos y de introducir cambios sustanciales en su forma de comportarse, recomendamos la lectura del libro de Covey, fácil de encontrar en cualquier librería, e incluso disponible en versiones digitales.
Misceláneas Organizacionales
ESTILOS EMOCIONALES QUE DESTRUYEN VALOR
Luis José Uzcátegui, en su libro “Gerencia emocional: teoría y práctica del éxito”, describe muy gráficamente diez estilos emocionales que pueden encontrarse en colegas, supervisados y supervisores, y que obstaculizan el logro de los objetivos organizacionales y la satisfacción de los trabajadores, pues estos estilos, en lugar de crear valor, lo destruyen.
Mientras se lee la descripción de esos estilos casi con seguridad nos vendrá a la mente la imagen de algún compañero de trabajo del pasado o del presente… ¡O nos veamos nosotros mismos reflejados en alguno de ellos!
Estos son los estilos emocionales descritos por Uzcátegui
El cohete. Todo lo maneja aceleradamente, con premura y gran tensión, cayendo con frecuencia en la improvisación y el cansancio.
El romántico. Ve el negocio y las relaciones humanas con la óptica del soñador y deja que las cosas pasen esperando un mañana mejor. El sobrado. Se cree que todo lo sabe, es prepotente y fácilmente llega a la agresividad.
El para-mañana. Todo lo posterga y cae fácilmente en la ineficiencia, justificando su estilo con argumentos jocosos e infantiles.
El dándole o improvisando. Las cosas las resuelve tal como van viniendo, dándoles soluciones en el momento.
El intelectual. Todo se reduce a la elaboración de “fábulas pensantes”, que al final se quedan en “cuentos” e inoperancia El importante. Asume un rol de especial, dice tener las mejores relaciones comerciales y sociales y pasa los días construyendo mentiras.
El quijote. Trabaja y hace planes con un estilo muy fantasioso que con frecuencia le lleva a fracasar en sus planes y programas.
El niño bueno. No quiere tener problemas con nadie, a todo le dice que sí con tal de no chocar con ninguna persona.
El ingenioso. Se ufana de inventivo, creativo y especial, con el lamentable resultado de que todo se queda en “ingenio verbal”.
Al día con la LOPCYMAT
DERECHOS DE LOS EMPLEADORES
¿SABÍA USTED QUE…?
La Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y medio Ambiente de Trabajo (LOPCYMAT) otorga a los empleadores, independientemente del tipo de organización, un conjunto de derechos que se expresan en el artículo 55 de la citada ley.
Artículo 55. Los empleadores y empleadoras tienen derecho a:
1) Exigir de sus trabajadores y trabajadoras el cumplimiento de las normas de higiene, seguridad y ergonomía, y de las políticas de prevención y participar en los programas para la recreación, utilización del tiempo libre, descanso y turismo social que mejoren su calidad de vida, salud y productividad.
2) Participar activamente en los Comités de Seguridad y Salud Laboral.
3) Participar en la discusión y adopción de las políticas nacionales, regionales, locales, por rama de actividad, empresa y establecimiento en el área de seguridad y salud en el trabajo.
4) Solicitar y recibir asesoría del Comité de Seguridad y Salud Laboral de su centro de trabajo, del Instituto Nacional de Prevención, Salud y Seguridad Laborales y demás órganos competentes.
5) Participar de manera individual o colectiva en las actividades tendentes a mejorar la calidad de la prestación de los servicios del Régimen Prestacional de Seguridad y Salud en el Trabajo.
6) Recibir información y capacitación en materia de salud, higiene, seguridad, bienestar en el trabajo, recreación, utilización del tiempo libre, descanso y turismo social, por parte de los organismos competentes.
7) Exigir a los trabajadores y trabajadoras el uso adecuado y mantener en buenas condiciones de funcionamiento los sistemas de control de las condiciones inseguras de trabajo instalados en la empresa o puesto de trabajo.
8) Exigir a los trabajadores y trabajadoras el uso adecuado y de forma correcta, y mantener en buenas condiciones los equipos de protección personal suministrados para preservar la salud
9) Exigir a los trabajadores y trabajadoras hacer buen uso y cuidar las instalaciones de saneamiento básico, así como también las instalaciones y comodidades para la recreación, utilización del tiempo libre, descanso, turismo social, consumo de alimentos, actividades culturales, deportivas y en general, de todas las instalaciones del centro de trabajo.
10) Exigir a los trabajadores y trabajadoras el respeto y acatamiento de los avisos, las carteleras y advertencias que se fijaren en los diversos sitios, instalaciones y maquinarias de su centro de trabajo, en materia de salud, higiene y seguridad.
11) Proponer ante el Comité de Seguridad y Salud Laboral las amonestaciones a los trabajadores y trabajadoras que incumplan con los deberes establecidos en el artículo 54 de la presente Ley.
12) Recibir pronta y adecuada respuesta en relación a sus solicitudes ante los organismos competentes.
13) Recibir, en los lapsos previstos por esta Ley y su Reglamento, los reembolsos de los pagos realizados a los trabajadores y trabajadoras en caso de prestaciones diarias por discapacidad temporal.
14) Garantizar que sus trabajadores y trabajadoras reciban oportunamente las prestaciones de atención médica garantizadas en el Régimen Prestacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, por el Sistema Público Nacional de Salud.
15) Lograr que el Régimen Prestacional de Seguridad y Salud en el Trabajo se subrogue a las obligaciones derivadas de la responsabilidad objetiva del empleador o de la empleadora ante la ocurrencia de un accidente o enfermedad ocupacional cuando no hubiese negligencia o dolo por parte del empleador o de la empleadora.
16) Ser reclasificados de manera oportuna y adecuada en relación a las categorías de riesgo establecidas en la clasificación de las empresas a los efectos de las cotizaciones al Régimen Prestacional de Seguridad y Salud en el Trabajo.
17) Denunciar ante la Superintendencia de Seguridad Social irregularidades relativas al registro y otorgamiento de las prestaciones del Régimen Prestacional de Seguridad y Salud en el Trabajo.
18) Denunciar ante las autoridades competentes y recibir pronta y oportuna respuesta por cualquier violación a las normativas legales y reglamentarias vigentes sobre condiciones y medio ambiente de trabajo, ambiente general, condiciones para la recreación, utilización del tiempo libre, descanso y turismo social, que afecte el ambiente de trabajo de su empresa, por parte de las empresas aledañas o de los organismos públicos o privados.
19) Exigir a sus trabajadores y trabajadoras que se abstengan de realizar actos o incurrir en conductas que puedan perjudicar el buen funcionamiento del Régimen Prestacional de Seguridad y Salud en el Trabajo.
20) Ejercer la defensa en caso de imputaciones o denuncias que puedan acarrearle sanciones en virtud de lo establecido en la presente Ley.
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