Sección: Seguridad, Salud y Medio Ambiente Laboral
Hay algunos sonidos que a la mayoría de la gente nos gustaría escuchar siempre: la voz de las personas que amamos, nuestras canciones preferidas, el sonido del mar o de la lluvia o el diálogo de nuestro programa favorito de TV, por ejemplo. La posibilidad de seguir disfrutando de esos sonidos puede depender de algunas decisiones y conductas que asumamos hoy para proteger nuestro sistema auditivo.
En la actualidad, las personas están sometidas a numerosos ruidos de variado origen e intensidad. En calles, aeropuertos, estaciones, sitios nocturnos, fábricas y hasta en el hogar, se generan ruidos que con el tiempo pueden afectar nuestra audición.
En estas breves líneas haremos referencia solamente a los ruidos en el ambiente de trabajo. Si bien es cierto que en muchos empleos el nivel de ruido es perfectamente tolerable, también es cierto que existen trabajos en los cuales el ruido es un factor importante de riesgo para la salud. Máquinas y equipos pueden producir ruidos intensos que afectan gradualmente nuestra capacidad para oír.
baja productividad y elevados índices de ausentismo. Ruidos de mayor intensidad, como el que produce un montacargas (87 decibeles), una sierra cortadora (93 decibeles) o un tractor (100 decibeles) aceleran la aparición de los síntomas y daños antes mencionados.
Frente a los riesgos que deben enfrentar, las OGC desarrollan una alta capacidad para estar alertas y mantener un elevado nivel de flexibilidad y adaptabilidad. Los expertos llaman a esa habilidad mindfulness, y es lo que hace confiables a tales organizaciones.
Algunos autores como Loren Gray sugieren que el conjunto de prácticas características del mindfulness pueden ser transferidas a otro tipo de organizaciones para enfrentar acontecimientos inesperados (no necesariamente accidentes de graves proporciones).
Siguiendo a Weick y Sutcliffe (2001), se puede describir cinco actitudes generadoras de conductas que en su conjunto constituyen el mindfulness:
1) Atención a las pequeñas fallas y oportuna información a las instancias competentes. Se trata de utilizar esas señales de alerta temprana para evitar una cadena de acontecimientos que genere un problema mayor.
2) Renuencia a simplificar, es decir, a atribuir a una única causa inmediata la ocurrencia de un hecho. Generalmente los eventos tienen varias causas vinculadas, y es necesario no desechar información que pueda ayudar y entender y prevenir eventos indeseables.
4) Compromiso con la resiliencia, vale decir, desarrollo de las habilidades para minimizar los daños producidos por los eventos indeseables y para recuperarse de sus consecuencias. Se trata de la capacidad para volver a la normalidad en el menor tiempo posible.
5) Respeto a los expertos de la organización, lo que significa permitir que ante la ocurrencia de un evento negativo, las decisiones sean tomadas por quienes tienen conocimientos sobre la materia, independientemente de la posición jerárquica que ocupen.
Los tres primeros elementos permiten reducir la posibilidad de que la organización sea sorprendida por un evento inesperado que afecte sus operaciones y/o cause perjuicio a su personal, a sus recursos o a los clientes. Los dos últimos factores se relacionan con la forma de manejar la situación cuando los hechos imprevistos han ocurrido.
En un entorno turbulento como el actual los eventos no previstos pueden provenir de diversas fuentes: la economía globalizada, la inestabilidad política, la cambiante tecnología, el incremento de los riesgos laborales, entre otros. En tales circunstancias, el desarrollo de las actitudes y conductas del mindfulness se vuelven cada vez más necesarias.
Sección: Misceláneas Organizacionales
Entre los aficionados a los peces es muy apreciada la “carpa japonesa”, conocida también como “koi”. Este pez tiene la fascinante cualidad de extender su crecimiento hasta donde se lo permita su hábitat. Si se mete en una pecera pequeña alcanzará entre unos cinco y siete centímetros de largo. En un pequeño estanque puede llegar a medir entre 15 y 25 centímetros. Si se pone en un estanque grande, el koi puede alcanzar hasta unos 45 centímetros. Y si se le coloca en un lago, donde pueda moverse libremente, tiene el potencial de alcanzar más de 90 centímetros. El tamaño que el koi puede alcanzar está en relación directa con su entorno.
Lo mismo que el koi, los miembros de una empresa pueden crecer personal y profesionalmente tanto como su entorno organizacional se lo permita. La gente, al igual que el koi, crece cuando se le da la oportunidad.
Blanchard, Randolph y Grazier (2006), comentando esta característica del koi, señalan: “Cuando usted permite que la gente pueda nadar en un gran estanque, por decirlo así, crecen en competencia, carácter y responsabilidad”
Referencia: Blanchard, K., Randolph, A. y Grazier, P. (2006). Trabajo en equipo: go team!. Barcelona: Deusto
La lección es evidente: el mejor gerente no es el que resuelve más problemas, sino el que los prevé y los evita.
Sección: Al día con la LOPCYMAT
Por su parte, el Reglamento Parcial de la LOPCYMAT, en su Artículo 20, define a los Servicios de Seguridad y Salud en el Trabajo como la estructura organizacional de los patronos, patronas, cooperativas y otras formas asociativas comunitarias de carácter productivo o de servicios, que
tiene como objetivos la promoción, prevención y vigilancia en materia de seguridad, salud, condiciones y medio ambiente de trabajo, para proteger los derechos humanos a la vida, a la salud e integridad personal de los trabajadores y las trabajadoras.
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