sábado, 7 de noviembre de 2009

R & R Boletín Nº 6

Romero y Romero Consultores, C.A.
BOLETÍN ELECTRÓNICO MENSUAL Nº 6
Cumaná (Venezuela), Octubre 2009
Año I. Nº 6

Sección: Seguridad, Salud y Medio Ambiente Laboral

NO HAY PEOR SORDO


Hay algunos sonidos que a la mayoría de la gente nos gustaría escuchar siempre: la voz de las personas que amamos, nuestras canciones preferidas, el sonido del mar o de la lluvia o el diálogo de nuestro programa favorito de TV, por ejemplo. La posibilidad de seguir disfrutando de esos sonidos puede depender de algunas decisiones y conductas que asumamos hoy para proteger nuestro sistema auditivo.

En la actualidad, las personas están sometidas a numerosos ruidos de variado origen e intensidad. En calles, aeropuertos, estaciones, sitios nocturnos, fábricas y hasta en el hogar, se generan ruidos que con el tiempo pueden afectar nuestra audición.

En estas breves líneas haremos referencia solamente a los ruidos en el ambiente de trabajo. Si bien es cierto que en muchos empleos el nivel de ruido es perfectamente tolerable, también es cierto que existen trabajos en los cuales el ruido es un factor importante de riesgo para la salud. Máquinas y equipos pueden producir ruidos intensos que afectan gradualmente nuestra capacidad para oír.

Se considera que estar sometido durante buena parte de la jornada laboral a ruidos superiores a los 85 decibeles (equivalente al sonido que produce una alarma de humo, una licuadora doméstica o un elevador industrial), genera algunos efectos inmediatos sobre la salud física y mental del trabajador. Aparte de la sordera temporal o permanente, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que la exposición al ruido en el lugar de trabajo puede producir nerviosismo, insomnio y fatiga, así como también trastornos cardíacos, estomacales y nerviosos. Considera, asimismo, que el ruido en el ambiente laboral disminuye la coordinación y la concentración, lo que puede originar accidentes de trabajo. Los efectos se extienden al desempeño del trabajador, pues pueden implicar dificultades para entender instrucciones,
baja productividad y elevados índices de ausentismo. Ruidos de mayor intensidad, como el que produce un montacargas (87 decibeles), una sierra cortadora (93 decibeles) o un tractor (100 decibeles) aceleran la aparición de los síntomas y daños antes mencionados.
Si la exposición al ruido no puede reducirse reparando, sustituyendo o aislando la fuente, ni por medio de controles administrativos (reduciendo el tiempo de exposición, por ejemplo), debe recurrirse a la protección auditiva, mediante la utilización de algunos dispositivos de fácil acceso en el mercado, como los tapones auditivos (desechables o reusables, solos, con cordones o con banda), o las orejeras (con diadema o adaptables a cascos).

Estos dispositivos sirven para atenuar el ruido, por lo cual deben tener ciertas características que garanticen una buena protección: tener un excelente ajuste al oído de cada usuario, producir el nivel de atenuación necesario de acuerdo con el ruido del cual protege, ser cómodos para que su uso continuo durante la jornada de trabajo no genere molestias en el trabajador y ser compatibles con otros equipos de protección (cascos, lentes, respiradores, por ejemplo) para no alterar el desempeño de cada uno de ellos. El uso efectivo de este tipo de equipos requiere de sencillos entrenamientos para su colocación, ajuste y conservación.

Empleadores y trabajadores tienen la posibilidad de prevenir los efectos negativos de los ruidos intensos sobre la audición y el bienestar físico y psicológico del trabajador. Hay un viejo refrán que dice que no hay peor sordo que el que no quiere oír. Hoy podría decirse, en el mundo del trabajo, que no hay peor sordo que el que no quiere protegerse.
Sección: Comportamiento organizacional y capital humano
MINDFULNESS:LA HABILIDAD PARA ESTAR ALERTA
El término “mindfulness” podría traducirse muy libremente como la “habilidad para estar alerta”. Inicialmente se aplicó a organizaciones de gran confiabilidad (OGC), entendiendo por tales aquellas que realizan actividades de gran complejidad y que están expuestas a riesgos que pueden producir severos desastres, como, por ejemplo, centrales nucleares, empresas aeronáuticas o industrias petroquímicas.

Frente a los riesgos que deben enfrentar, las OGC desarrollan una alta capacidad para estar alertas y mantener un elevado nivel de flexibilidad y adaptabilidad. Los expertos llaman a esa habilidad mindfulness, y es lo que hace confiables a tales organizaciones.

Algunos autores como Loren Gray sugieren que el conjunto de prácticas características del mindfulness pueden ser transferidas a otro tipo de organizaciones para enfrentar acontecimientos inesperados (no necesariamente accidentes de graves proporciones).

Siguiendo a Weick y Sutcliffe (2001), se puede describir cinco actitudes generadoras de conductas que en su conjunto constituyen el mindfulness:

1) Atención a las pequeñas fallas y oportuna información a las instancias competentes. Se trata de utilizar esas señales de alerta temprana para evitar una cadena de acontecimientos que genere un problema mayor.

2) Renuencia a simplificar, es decir, a atribuir a una única causa inmediata la ocurrencia de un hecho. Generalmente los eventos tienen varias causas vinculadas, y es necesario no desechar información que pueda ayudar y entender y prevenir eventos indeseables.

3) Sensibilidad a las operaciones, lo que implica mantenerse al tanto de las operaciones y de la conducta de quienes las realizan, para ir estimulando la atención a las pequeñas fallas y el reporte de las mismas a las instancias pertinentes.

4) Compromiso con la resiliencia, vale decir, desarrollo de las habilidades para minimizar los daños producidos por los eventos indeseables y para recuperarse de sus consecuencias. Se trata de la capacidad para volver a la normalidad en el menor tiempo posible.

5) Respeto a los expertos de la organización, lo que significa permitir que ante la ocurrencia de un evento negativo, las decisiones sean tomadas por quienes tienen conocimientos sobre la materia, independientemente de la posición jerárquica que ocupen.

Los tres primeros elementos permiten reducir la posibilidad de que la organización sea sorprendida por un evento inesperado que afecte sus operaciones y/o cause perjuicio a su personal, a sus recursos o a los clientes. Los dos últimos factores se relacionan con la forma de manejar la situación cuando los hechos imprevistos han ocurrido.

En un entorno turbulento como el actual los eventos no previstos pueden provenir de diversas fuentes: la economía globalizada, la inestabilidad política, la cambiante tecnología, el incremento de los riesgos laborales, entre otros. En tales circunstancias, el desarrollo de las actitudes y conductas del mindfulness se vuelven cada vez más necesarias.

Sección: Misceláneas Organizacionales

PARA REFLEXIONAR
El ejemplo del Koi

Entre los aficionados a los peces es muy apreciada la “carpa japonesa”, conocida también como “koi”. Este pez tiene la fascinante cualidad de extender su crecimiento hasta donde se lo permita su hábitat. Si se mete en una pecera pequeña alcanzará entre unos cinco y siete centímetros de largo. En un pequeño estanque puede llegar a medir entre 15 y 25 centímetros. Si se pone en un estanque grande, el koi puede alcanzar hasta unos 45 centímetros. Y si se le coloca en un lago, donde pueda moverse libremente, tiene el potencial de alcanzar más de 90 centímetros. El tamaño que el koi puede alcanzar está en relación directa con su entorno.

Lo mismo que el koi, los miembros de una empresa pueden crecer personal y profesionalmente tanto como su entorno organizacional se lo permita. La gente, al igual que el koi, crece cuando se le da la oportunidad.

Blanchard, Randolph y Grazier (2006), comentando esta característica del koi, señalan: “Cuando usted permite que la gente pueda nadar en un gran estanque, por decirlo así, crecen en competencia, carácter y responsabilidad”
Los directivos pueden decidir si sus organizaciones son pequeñas peceras que limitan el crecimiento de sus trabajadores, o grandes lagos donde se reconozca sus logros, se estimule su creatividad, se fomente su formación y se amplíe su rango de autonomía.

Referencia: Blanchard, K., Randolph, A. y Grazier, P. (2006). Trabajo en equipo: go team!. Barcelona: Deusto
¿Buen gerente?
La siguiente anécdota está recogida en el libro Drucker para todos los días. Cuenta que las decisiones sobre personas provocaban agitados debates en el comité ejecutivo de General Motors. Pero en una ocasión parecía haber acuerdo en relación con el nombramiento de cierto ejecutivo para un importante cargo. Se decía que esa persona había manejado muy bien tal crisis, que había resuelto otro problema estupendamente y había apagado aquel incendio con mucho aplomo… Súbitamente Alfred Sloan, para ese entonces presidente de la empresa, interrumpió: “Este señor tiene un historial muy impresionante, pero explíquenme ¿cómo se mete en esas crisis que luego supera tan brillantemente”… Del candidato no se habló ni se supo más nada.

La lección es evidente: el mejor gerente no es el que resuelve más problemas, sino el que los prevé y los evita.

Sección: Al día con la LOPCYMAT
LOS SERVICIOS DE SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO
¿Sabía usted que…?

La Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo (LOPCYMAT), contempla en su Artículo 39 la organización de un Servicio de Seguridad y Salud en el Trabajo en todo tipo de organización productiva o de servicios, incluyendo cooperativas y otras formas asociativas comunitarias, con fines esencialmente preventivos, en función del número de trabajadores y de los riesgos específicos de cada empresa.

Por su parte, el Reglamento Parcial de la LOPCYMAT, en su Artículo 20, define a los Servicios de Seguridad y Salud en el Trabajo como la estructura organizacional de los patronos, patronas, cooperativas y otras formas asociativas comunitarias de carácter productivo o de servicios, que
tiene como objetivos la promoción, prevención y vigilancia en materia de seguridad, salud, condiciones y medio ambiente de trabajo, para proteger los derechos humanos a la vida, a la salud e integridad personal de los trabajadores y las trabajadoras.

Estos servicios estarán conformados por profesionales de distintas disciplinas en el área de seguridad y salud en el trabajo, así como por aquellas personas que por sus conocimientos y experiencia puedan formar parte del equipo multidisciplinario, quienes gozarán de autonomía e independencia respecto a las partes.

El registro, acreditación, organización, funcionamiento y supervisión de los Servicios de Seguridad y Salud en el Trabajo se rige por lo establecido en la Ley, los reglamentos y las normas técnicas que se dicten al efecto.

Hasta la fecha, solo existe un Proyecto de Norma Técnica que regirá el funcionamiento de tales servicios y caracteriza el perfil de los profesionales que lo conformarán.

Las funciones de los Servicios de Seguridad y Salud en el Trabajo están establecidas en el Artículo 40 de la LOPCYMAT y el Artículo 21 del Reglamento Parcial de la LOPCYMAT.

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