Romero y Romero Consultores, C.A.
BOLETÍN ELECTRÓNICO Nº 8
BOLETÍN ELECTRÓNICO Nº 8
Cumaná (Venezuela). Diciembre 2009
Año I. Número 8
Sección: Seguridad, Salud y Medio Ambiente Laboral
PROTECCIÓN RESPIRATORIA
El aire que respiramos está compuesto por un 78,1% de nitrógeno, un 20,9% de oxígeno y un 1,0% de otros gases (argón y dióxido de carbono, básicamente). En el ambiente laboral, sin embargo, se puede encontrar algunas sustancias que representan un riesgos para la salud de los trabajadores.
En primer lugar se pueden mencionar las partículas o aerosoles, que encierran tres tipos de contaminantes: polvos, neblinas y humo. Los polvos se originan cuando un cuerpo sólido se quiebra, muele o tritura.
Las neblinas, por su parte, son pequeñas gotas de líquido usualmente producidas por operaciones de pintura con pistola o condensaciones que quedan suspendidas en el aire. Los humos son partículas muy pequeñas de oxido metálico que quedan en el aire cuando los metales se calientan, funden, evaporan y se enfrían rápidamente.
En segundo lugar, en el aire puede haber moléculas, representadas por gases y vapores. Los gases son substancias que a presión temperatura ambiente permanecen en estado gaseosos y son siempre invisibles, pudiendo o no tener olor o sabor. Los vapores, por otro lado, son substancias, por lo general con olor, que se evaporan de un líquido o sólido por efecto de la temperatura.
Los citados riesgos pueden generar algunas enfermedades respiratorias ocupacionales, tales como asbestosis, pulmón de minero de carbón, mesotelioma pleural, bisinosis, pulmón marrón, alergia pulmonar, EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica), saturnismo, siderosis, pulmón de granjero, silicosis.
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Para enfrentar estos riesgos existe una Jerarquía de Técnicas de Control de Riesgos. En primer término está el control por ingeniería, que consiste en cambiar el proceso (eliminar el riesgo), sustituir el material generador de riesgo por uno menos peligroso, aislar la operación o al trabajador. o usar ventilación local.
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En segundo término puede recurrirse a los controles administrativos: educar a los trabajadores para que realicen operaciones seguras, usar buenas prácticas de limpieza continua, rotar al personal y realizar periódicamente monitoreo médico.
En tercer lugar de la jerarquía se encuentra la utilización de equipos de protección personal cuando no son factibles los otros métodos, o mientras éstos se implementen. En este último caso, el uso de respiradores es indispensable, y debe ser seleccionado tomando en cuenta el tipo de contaminante y su concentración, los efectos de los contaminantes en los trabajadores, el nivel de oxígeno, la aceptación del trabajador, la comodidad y el ajuste apropiado, los costos y la aprobación gubernamental.
En relación con el uso de respiradores debe tenerse presente que un trabajador que use el respirador en forma incorrecta para protegerse de un contaminante específico estará expuesto al mismo riesgo que otro trabajador que no utilice protección alguna. Así mismo, si un trabajador usa el respirador apropiado pero si éste está sucio, no se ajusta o no se usa adecuadamente, no btendrá la máxima protección para la que el respirador fue diseñado.
Aparte de los indudables beneficios que brinda para la preservación de la salud y el bienestar del trabajador, la protección respiratoria, como parte de un sistema integral de protección, también ofrece beneficios al empleador: los trabajadores tienden a ser más leales cuando perciben que su patrono tiene una legítima preocupación por su salud y su seguridad, los trabajadores sanos por lo general son más productivos y se ausentan menos de su trabajo, la disminución de enfermedades ocupacionales reduce los costos que tiene la organización (por concepto de indemnizaciones, permisos, gastos médicos, rotación de personal o sanciones impuestas por el Estado).
A partir de las consideraciones expuestas, puede afirmarse que existen razones económicas, éticas y legales para que gerentes y supervisores de organizaciones se preocupen por garantizar la protección respiratoria de sus trabajadores.
Sección: Comportamiento Organizacional y Capital Humano
Lo que la gente espera de su supervisor
El éxito de un equipo depende en buena medida de las relaciones entre el jefe y sus subordinados. Entre ellos se establece un conjunto de mutuas expectativas que, de ser satisfechas, impulsan la productividad del equipo y la satisfacción de sus integrantes.
Larry Bossidy (2007), sobre la base de su larga experiencia gerencial, ha elaborado una lista de comportamientos que a su juicio los subordinados directos esperan de su líder. Aunque el autor hace referencia a las expectativas de un grupo de gerentes sobre su líder, creemos que puede generalizarse para la relación entre subordinados y supervisores de cualquier jerarquía. He aquí la lista de los comportamientos que la gente espera de su supervisor inmediato.
Dar una clara dirección: comunicar claramente hacia dónde va la empresa, por qué razones se mueve en esa dirección, qué beneficios se obtendrán si se alcanzan los objetivos estratégicos y, en caso de gerentes medios y supervisores, cuál es la contribución de las respectivas dependencias para el logro de los citados objetivos.
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Fijar metas y objetivos específicos: definir con sus subordinados las metas del equipo y los objetivos individuales a partir de los cuales se medirá su desempeño. Esto permitirá centrar la atención de los individuos sobre las actividades que generan valor, y tomar decisiones racionales sobre ascensos y distribución de recompensas.
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Dar retroalimentación frecuente, específica e inmediata: demostrar a las personas que el líder está interesado en su desempeño, en su crecimiento y en su futuro. La retroalimentación no puede restringirse a los resultados de una evaluación semestral o anual, sino que debe darse cada vez que se presente un acontecimiento que lo amerite, destacando la conducta específica que dio origen al feedback.
Ser decidido y oportuno: tomar las decisiones al momento de tener la información necesaria, y dar respuestas claras y e inequívocas, asegurando a la vez la adecuada ejecución de las decisiones. Estas conductas son de gran relevancia en un entorno cambiante, competitivo y turbulento como el actual.
Ser accesible: estar disponible para su personal para que el líder se mantenga informado y para orientar a los subordinados cuando necesiten alguna ayuda. Este tipo de comportamiento facilita el flujo de información y agiliza la toma de decisiones oportunas.
Ofrecer un plan justo de recompensas: otorgar compensaciones que reflejen los aportes de cada persona al logro de los objetivos de la organización, mediante mecanismos que los empleados puedan entender.
Estos comportamientos, por lo general, chocan con las estructuras rígidas y los procedimientos lentos de la burocracia tradicional, pero representan la posibilidad de minimizar los efectos del burocratismo para responder efectiva y oportunamente a las demandas del entorno y a las exigencias del capital humano.
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Referencia:
Bossidy, L. “Lo que su líder espera de usted” Harvard Business Review. Abril 2007. Pp 74-82.
Sección: Misceláneas Organizacionales
¿Felicidad en el trabajo?
Usualmente se separa el trabajo de la felicidad. La religión, la publicidad y las tradiciones han transmitido la idea de que el trabajo es un castigo, o por lo menos una experiencia desagradable. Nuevas tendencias en el campo de la psicología organizacional, han venido suministrando evidencia teórica y empírica de la relación entre la felicidad y el desempeño individual y la productividad organizacional.
De un interesante trabajo académico desarrollado por Álamo Pietrini (2009), hemos extraído algunas citas que pueden ser motivo de reflexión para gerentes y supervisores. Con esa intención las transcribimos aquí.
“Lejos de ser un ingrediente frívolo o secundario, la felicidad es el condimento secreto del éxito que tantas compañías buscan por todas partes, excepto dentro de los seres humanos que trabajan dentro de sus cuatro paredes”. (Baker, Greenberg y Hemingway,
2007)
“Las investigaciones sugieren que cuanto mayor es la felicidad, se registra mas productividad y mayores ingresos”. (Seligman, 2003)
“El empleo es extremadamente importante para la felicidad de una persona. Se ha comprobado que las personas desempleadas constituyen el grupo más infeliz, incluso cuando las diferencias de ingresos estaban controladas. Esto indica que el desempleo forzoso tiene un impacto devastador sobre el bienestar subjetivo de la persona que va más allá de las evidentes dificultades financieras implicadas” (Lassen, s/f: I)
“La capacidad de las personas es casi ilimitada si se usa la enorme energía interna que todos poseemos. Esto se puede apreciar cuando una persona se entrega con verdadera pasión y entusiasmo a hacer algo…Cuando existe ese entusiasmo se puede trabajar mucho más tiempo que lo acostumbrado y al final se siente un sentimiento de realización, de satisfacción, de tranquilidad, de alegría por el trabajo realizado” (Carranza, 2001)
“Las personas felices son más creativas. En muchos estudios se ha demostrado que resuelven los problemas mejor y en menos tiempo”. (Klein, 2004)
“Desde luego, hay muchos trabajos que son sumamente desagradables, y un exceso de trabajo es siempre muy penoso. Creo, sin embargo, que si el trabajo no es excesivo, para la mayor parte de la gente hasta la tarea más aburrida es mejor que no hacer nada. En el trabajo hay toda una gradación, desde el mero alivio del tedio hasta los placeres más intensos, dependiendo de la clase de trabajo y de las aptitudes del trabajador. (Russell, 2003)
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Referencia:
Alamo Pietrini, L. (2009). La felicidad como valor de la cultura organizacional. Trabajo de Maestría. UDO. Cumaná: no publicado
Referencia:
Alamo Pietrini, L. (2009). La felicidad como valor de la cultura organizacional. Trabajo de Maestría. UDO. Cumaná: no publicado
Sección: Al día con la LOPCYMAT
LOS DELEGADOS DE PREVENCIÓN
¿Sabía usted que…?
El artículo 41 de la LOPCYMAT señala que en todo centro de trabajo, establecimiento o unidad de explotación de las diferentes empresas o de instituciones públicas o privadas, los trabajadores elegirán delegados de prevención, que serán sus representantes ante el Comité de Seguridad y Salud Laboral, mediante los mecanismos democráticos establecidos en la presente Ley, su Reglamento y las convenciones colectivas de trabajo. Las atribuciones de los delegados de prevención aparecen señaladas en el Artículo 42 de la misma Ley:
1. Constituir conjuntamente, con los representantes de los empleadores o empleadoras, el Comité de Seguridad y Salud Laboral.
2. Recibir las denuncias relativas a las condiciones y medio ambiente de trabajo y a los programas e instalaciones para la recreación, utilización del tiempo libre y descanso que formulen los trabajadores y trabajadoras con el objeto de tramitarlas ante el Comité de Seguridad y Salud Laboral para su solución.
3. Participar conjuntamente con el empleador o empleadora y sus representantes en la mejora de la acción preventiva y de promoción de la salud y seguridad en el trabajo.
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4. Promover y fomentar la cooperación de los trabajadores y trabajadoras en la ejecución de la normativa sobre condiciones y medio ambiente de trabajo.
5. Coordinar con las organizaciones sindicales, las acciones de defensa, promoción, control y vigilancia de la seguridad y salud en el trabajo.
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6. Otras que le asigne la presente Ley y el Reglamento que se dicte.
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El Artículo 43 de la LOPCYMAT establece que en el ejercicio de las competencias atribuidas los delegados están facultados para:
1. Acompañar a los técnicos o técnicas de la empresa, a los asesores o asesoras externos o a los funcionarios o funcionarias de inspección de los organismos oficiales, en las evaluaciones del medio ambiente de trabajo y de la infraestructura de las áreas destinadas a la recreación, descanso y turismo social, así como a los inspectores y supervisores o supervisoras del trabajo y la seguridad social, en las visitas y verificaciones que realicen para comprobar el cumplimiento de la normativa, pudiendo formular ante ellos las observaciones que estimen oportunas.
2. Tener acceso, con las limitaciones previstas en esta Ley, a la información y documentación relativa a las condiciones de trabajo que sean necesarias para el ejercicio de sus funciones. Esta información podrá ser suministrada de manera que se garantice el respeto de la confidencialidad y el secreto industrial.
3. Solicitar información al empleador o empleadora sobre los daños ocurridos en la salud de los trabajadores y trabajadoras una vez que aquel hubiese tenido conocimiento de ellos, pudiendo presentarse, en cualquier oportunidad, en el lugar de los hechos, para conocer las circunstancias de los mismos.
4. Solicitar al empleador o empleadora los informes procedentes de las personas u órganos encargados de las actividades de seguridad y salud en el trabajo en la empresa, así como de los organismos competentes.
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5. Realizar visitas a los lugares de trabajo y a las áreas destinadas a la recreación y descanso, para ejercer la labor de vigilancia y control de las condiciones y medio ambiente de trabajo, pudiendo, a tal fin, acceder a cualquier zona de los mismos y comunicarse durante la jornada con los trabajadores, sin alterar el normal desarrollo del proceso productivo.
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6. Demandar del empleador o de la empleadora la adopción de medidas de carácter preventivo y para la mejora de los niveles de protección de la seguridad y la salud de los trabajadores y trabajadoras, pudiendo a tal fin efectuar propuestas al Comité de Seguridad y Salud